Había echado tanto de menos a Nessie, la amaba tanto y no podía creer lo que acababa de contarme, lo que acababa de conocer. Iba a ser padre, padre de un hermoso y precioso bebe. Lamentaba mucho aquel tiempo que Nessie y yo habíamos pasado separados, lamentaba ser tan testarudo y sobretodo lamentaba haber hecho caso a la manada, haberla dejado marchar y no correr tras ella.
Recordaba cada momento como si estuviera allí, aquella tarde donde pensaba que la había perdido. Aun podía ver en su rostro las lágrimas ante mis palabras, podía ver como todo el daño que le había hecho nunca iba a poder compensarlo, podía notar como todo cambiaba entre nosotros.
Estaba bastante sorprendido de la buena acogida que me había dado Nessie desde que había vuelo, si no fuera porque lo había visto en sus sueños, pensaría que lo había olvidado, que no recordaba el daño que le había hecho. Intentaba no recordar el asunto, no hablar del tema, sabia que en algún momento tenía que afrontarlo. Todo lo que había dicho, todo lo que había roto no podía arreglarse con un simple reencuentro.
Nessie dormía plácidamente sobre mi pecho, podía notar cada latido de su corazón y cada suspiro de su respiración sobre mi cuerpo. Había añorado tanto esto, involuntariamente y por costumbre acariciaba su pelo como siempre había hecho. Iba a ser padre del amor de mi vida, de mi existencia.
Me preocupaba saber lo que la arpía psicópata haría cuando se enterara de que iba a tener un hijo con su sobrina. No era ningún secreto que no era santo de su devoción, pero me encantaba como nos picábamos mutuamente, era muy divertido hacerla rabiar. Y esto lo haría un montón.
-Ya lo sabe- La voz adormilada de Nessie me saco de mis pensamientos.
-¿Qué?- Dije algo confuso ¿era posible que supiera lo que estaba pensando?
-No hace falta que sepa lo que piensas-Dijo ella mientras yo fruncía el ceño de incomprensión- Cada vez que piensas en hacerle algo a tía Rose se te pone la misma cara….- E hizo gestos graciosos con la cara.
-Te amo Renesme Carlie Cullen- Dije mientras posaba mis labios sobre su frente.
-Te amo Jacob Black- Dijo mientras besaba delicadamente mi pecho. Volvio a dormirse enseguida, realmente estaba cansada.
Sus labios carnosos hicieran que la piel se me pusiera de gallina por el estremecimiento de su contacto frío y húmedo con mi piel. Era la mejor sensación que había vivido en meses desde aquella noche en la playa. Cada contacto de Nessie con migo hacia que cada terminación de mi cuerpo despertara, volviera a la vida de aquel coma en la que yo me había enterrado.
Desde la marcha de Nessie me había obligado a mimo a no sentir, a no pensar en ella, y mucho menos a mirar a nadie más. Nessie seria siempre mi amor, la razón de mi existencia, por mucho que tuviera que mentirle para que se fuera, por mucho daño que tuviera que hacerle, por mucho dolor que me causara a mi mismo, siempre seria el amor de mi existencia, nunca podría haber nadie mas para mi que ella.
Miré a Nessie, quien parecía dormir en calma. No pude evitar la tentación de ver en sus sueños, y delicadamente extendí su mano sobre mi pecho. Un aluvión de imágenes inundo mi mente. Eran imágenes confusas, paisajes muy coloridos y oscuros a la vez, y en centro de ellas una imagen que pensé no volver a ver jamás, una imagen de alguien que habíamos intentado desterrar de sus recuerdos, una imagen de alguien a quien mataría si se volvía a acercar a Nessie. Nahuel.
Aquel odioso mestizo quien una vez quiso arrebatarnos a Nessie. Quien cada vez que entraba en su vida era para intentar llevársela con el. Edward decía que el solo sentía esa atracción porque Nessie era como el. La única semi-vampira que no pertenecía a su familia. Aunque tenia un presentimiento sobre el nada bueno, había algo en el que me hacia avivar todos mis sentidos de alerta. Algo que posiblemente descubriera pronto.
Nessie se dio la vuelta dándome la oportunidad de abrazarla. No sabía mucho de embarazos pero tenia la sensación de que en solo 4 meses nessie tenia una barriga enorme. No iba a decirle nada, no quería morir crucificado boca abajo en el balcón de la habitación pero tenia la sensación de que el crecimiento del bebe era mas acelerado de lo que yo pesaba.
Aunque Nessie siempre había tenido una figura muy estilizada, talvez este cambio hiciera que tuviera una imagen distorsionada de ella. Tenía muchas ganas de que fuéramos a ver a mi padre. Contarle lo que iba a pasar en breve. Desde el fatídico viaje a isla esme, habíamos pasado poco tiempo juntos y añoraba las cortas e insulsas charlas con mi padre.
Mi padre y yo éramos muy diferentes. A diferencia de mi, en estos últimos años mi padre se había encerrado mucho en si mismo. Ya no disfrutaba de su siempre buen amigo Charlie ni tampoco de su ya fallecido amigo Harry. Billy y Charlie hacia mucho tiempo que no se veían, sobretodo desde que Sue Clearwater había abandonado La Push para ir a Forks con su nuevo marido Charlie.
Añoraba los años felices en que mi padre llenaba la casa con su sonrisa. Ahora en cambio, casi teníamos que sacarle a rastras para que asistiera a una reunión del consejo. Durante el tiempo que pase alejado de Nessie en La Push, pude observar como parte del mundo que había construido hacia unos años iba desapareciendo.
Observaba como la manada se desmoronaba ante mi negativa de asumir la responsabilidad de Alpha. Desde la separación de las dos manadas y tras la unificación de los territorios con los Cullen, Leath estaba mas arisca, mas ausente, apenas podíamos lograr que saliera de su forma animal. El dolor que sentía cada vez más al ver a Sam feliz con Emily hizo que gran parte de la humanidad que siempre la había caracterizado fuera desapareciendo lentamente.
Por su parte Sam, siempre tan autoritario y responsable, había abandonado casi en su totalidad a la manda para cuidar de la familia. Sus preciosos gemelos crecían alejados de lo que un día, Sam consideró más importante que su propia vida. No podía reprocharle nada, ante la inminente paternidad que se me presentaba comenzaba a tener el presentimiento que este mundo sobrenatural que nos rodeaba, estas cosas especiales que hacían que fuéramos únicos, harían que desapareciéramos para siempre.
Lo único que mantenía mi cordura en mi mente en estos momento era lo más preciado que tenia, lo más importante que podía tener que proteger y cuidar. Nessie, mi Nessie y mi bebe. Lo único que en estos momentos podía hacer que olvidara todo el mundo a mí alrededor para poder centrarme por una vez en lo que realmente importaba. Recuperar a mi Nessie y formar una familia.
Quería olvidar aquellos 4 meses, deshacerme de aquellas vivencias, recuerdos y cicatrices y empezar de nuevo, quizás debería asumir la responsabilidad para la cual había nacido, quizás debería asumir que hiciera lo que hiciera fuera a donde fuera mi naturaleza licantropa estaría con migo, acompañándome. Los recuerdos y pensamientos de la manada me seguirían fuera donde fuera, no seria capaz de encontrar la paz mientras no consiguiera un equilibrio.
Quizás ahora que me había reencontrado con Nessie, algo de esa paz volviera a mi vida, algo de esa calma que algún día la había gobernado volviera. Tenía un presentimiento o más bien un deseo de que todo iba a cambiar, todo iba a mejorar ahora que Nessie había vuelto. Ahora que había recuperado a mi amor, ahora que mi vida volvía a estar llena y completa, quizás, solo quizás encontrara la paz de espíritu que tanto ansiaba, quizás después de que aquella tarde Nessie se llevase mi vida con ella no había hecho nada mas que vagar, esperar, y evitar tomar las riendas de lo que quedaba de mi vida.
Me culpaba a mi mismo todos los días por no haber salido tras ella, aunque formábamos dos manadas distintas, aunque quisiera negarme. En mi corazón, en mi ser una vez había aceptado a Sam como macho alpha, le había implorado que me librara de esa carga tan legítima que me correspondía y no podía negar que al fin y al cabo, aunque me hubiera independizado seguía siendo el Beta de su manada.
La culpa hacia que no durmiera bien de noche, no podía dejar de pensar en aquellos diez minutos, aquellas pocas palabras y silencios que habían hecho que arruinara mi vida, que perdiera a lo más importante. Aunque ahora lo hubiera recuperado en parte no podía dejar de pensar que habría traído a Nessie hasta aquí, que la retendría aquí si no fuera por el bebe.
Observaba como Nessie dormía mientras todas las cavilaciones mentales recorrían mi mente. Estaba completamente hermosa, su cuerpo que siempre había tenido ese pequeño y casi invisible brillo profería una visión completamente hermosa de ella. Sus preciosos ojos color chocolate yacían ocultos bajo esas largas y tupidas pestañas negras que hacían que resaltaran sobre su piel. Incluso su larga y rizada melena color broncíneo hacia que cualquier hombre sobre la faz de la tierra sucumbiera ante sus encantos.
Lo que mas adoraba de Nessie era la forma en la que se sonrojaba y bajaba la mirada mientras se mordía el labio y jugaba nerviosa con sus manos. Sus gestos tan inocentes hacían que por un momento olvidaras que parte de ella, parte de su vida no era más extensa que 18 años. Aunque mentalmente aparentaba más edad, y físicamente también acompañaba, Nessie no contaba más de 18 años en este planeta. 18 años de una vida fácil, cómoda y agradable en la que toda la familia se había desvivido para que aprendiera las diferencias entre el bien y el mal.
Lo que mas temían los Cullen era el regreso de sus temibles Volturis. Unos seres reales quienes a 20.000 kilómetros de distancia esperaban el momento oportuno para acabar con nuestros mundos, acabar con todo aquello que conocíamos y amábamos. No me había parado a pensar que pensaría esa extraña realeza de nuestra unión y sobretodo de nuestra descendencia. ¿Acaso intentarían matarlos como hicieron con Nessie? Y lo que mas preocuparía a la manada ¿Qué seria el bebe? Humano, Licántropo, Vampiro, semi-vampiro o algo mestizo….. Todas aquellas cavilaciones daban vueltas en mi mente. Había perdido la noción del tiempo hasta que Carlisle entro por la puerta.
-¿Aun sigue durmiendo?- Dijo mientras se acercaba lentamente a la cama.
-Si-Dije mientras intentaba incorporarme- Solo despertó unos segundos, dijo unas palabras y volvio a dormirse.
-Me parece extraño-Dijo Carlisle frunciendo el ceño, mientras con sus blancos, largos y estilizados dedos acariciaba las arrugas de su frente- llevemosla a mi despacho para que pueda examinarla correctamente.
-¿crees que estará bien?- Dije volviendo mi mirada hacia Nessie con preocupación.
-Quizas solo sea cansancio- Dijo Carlisle encogiéndose de hombros- Aunque no esta de más comprobarlo. Nunca e leído sobre el embarazo de una semi-vampira y no podemos saber que vaya a ocurrirle o que consecuencias puede tener para ella soportar esta carga y el parto. Tenemos que prepararnos.
Levanté en volandas a Nessie y fui andando silenciosamente hasta el despacho. Delicadamente la acomodé sobre la camilla mientras Carlisle acercaba un ecógrafo. Levantamos suavemente la camiseta de Nessie para que no despertara y delicadamente Carlisle fue extendiendo el liquido frío sobre el que no tenia ninguna duda mas grande estomago.
El bulto que crecía en su cuerpo cada vez era mayor. Podría jurar que mientras Nessie se mantenía dormida entre mis brazos habría aumentado considerablemente. Cuando la imagen aparición en el monitor, aunque poco podía distinguir sin las explicaciones de Carlisle una pequeña lágrima descendió por mi rostro. Era consciente de que el breve iba a ser padre, aunque no podía imaginar que iba a sentir esta sensación de felicidad dentro del pecho.
Cuando terminamos de observar que el bebe se desarrollaba correctamente, que eran imaginaciones mías el estrepitoso crecimiento de la barriga de Nessie, algo hizo que mi vista volviera al monitor, algo para lo que no estaba preparado, algo para lo que no sabia como reaccionar.
El suelo fue desapareciendo bajo mis pies, me sentía más ligero y podía notar como iba cayendo al suelo. Caía sin fin hasta que un estrepitoso fondo choco contra mi cuerpo. La cabeza me volaba y no era capaz de concentrarme en nada. No era capaz de encontrar la salida a la oscuridad que me envolvía en estos instantes, no era capaz de hallar el camino que me devolviera con mi Nessie, quien parecía llamarme desde muy lejos.
Recordaba cada momento como si estuviera allí, aquella tarde donde pensaba que la había perdido. Aun podía ver en su rostro las lágrimas ante mis palabras, podía ver como todo el daño que le había hecho nunca iba a poder compensarlo, podía notar como todo cambiaba entre nosotros.
Estaba bastante sorprendido de la buena acogida que me había dado Nessie desde que había vuelo, si no fuera porque lo había visto en sus sueños, pensaría que lo había olvidado, que no recordaba el daño que le había hecho. Intentaba no recordar el asunto, no hablar del tema, sabia que en algún momento tenía que afrontarlo. Todo lo que había dicho, todo lo que había roto no podía arreglarse con un simple reencuentro.
Nessie dormía plácidamente sobre mi pecho, podía notar cada latido de su corazón y cada suspiro de su respiración sobre mi cuerpo. Había añorado tanto esto, involuntariamente y por costumbre acariciaba su pelo como siempre había hecho. Iba a ser padre del amor de mi vida, de mi existencia.
Me preocupaba saber lo que la arpía psicópata haría cuando se enterara de que iba a tener un hijo con su sobrina. No era ningún secreto que no era santo de su devoción, pero me encantaba como nos picábamos mutuamente, era muy divertido hacerla rabiar. Y esto lo haría un montón.
-Ya lo sabe- La voz adormilada de Nessie me saco de mis pensamientos.
-¿Qué?- Dije algo confuso ¿era posible que supiera lo que estaba pensando?
-No hace falta que sepa lo que piensas-Dijo ella mientras yo fruncía el ceño de incomprensión- Cada vez que piensas en hacerle algo a tía Rose se te pone la misma cara….- E hizo gestos graciosos con la cara.
-Te amo Renesme Carlie Cullen- Dije mientras posaba mis labios sobre su frente.
-Te amo Jacob Black- Dijo mientras besaba delicadamente mi pecho. Volvio a dormirse enseguida, realmente estaba cansada.
Sus labios carnosos hicieran que la piel se me pusiera de gallina por el estremecimiento de su contacto frío y húmedo con mi piel. Era la mejor sensación que había vivido en meses desde aquella noche en la playa. Cada contacto de Nessie con migo hacia que cada terminación de mi cuerpo despertara, volviera a la vida de aquel coma en la que yo me había enterrado.
Desde la marcha de Nessie me había obligado a mimo a no sentir, a no pensar en ella, y mucho menos a mirar a nadie más. Nessie seria siempre mi amor, la razón de mi existencia, por mucho que tuviera que mentirle para que se fuera, por mucho daño que tuviera que hacerle, por mucho dolor que me causara a mi mismo, siempre seria el amor de mi existencia, nunca podría haber nadie mas para mi que ella.
Miré a Nessie, quien parecía dormir en calma. No pude evitar la tentación de ver en sus sueños, y delicadamente extendí su mano sobre mi pecho. Un aluvión de imágenes inundo mi mente. Eran imágenes confusas, paisajes muy coloridos y oscuros a la vez, y en centro de ellas una imagen que pensé no volver a ver jamás, una imagen de alguien que habíamos intentado desterrar de sus recuerdos, una imagen de alguien a quien mataría si se volvía a acercar a Nessie. Nahuel.
Aquel odioso mestizo quien una vez quiso arrebatarnos a Nessie. Quien cada vez que entraba en su vida era para intentar llevársela con el. Edward decía que el solo sentía esa atracción porque Nessie era como el. La única semi-vampira que no pertenecía a su familia. Aunque tenia un presentimiento sobre el nada bueno, había algo en el que me hacia avivar todos mis sentidos de alerta. Algo que posiblemente descubriera pronto.
Nessie se dio la vuelta dándome la oportunidad de abrazarla. No sabía mucho de embarazos pero tenia la sensación de que en solo 4 meses nessie tenia una barriga enorme. No iba a decirle nada, no quería morir crucificado boca abajo en el balcón de la habitación pero tenia la sensación de que el crecimiento del bebe era mas acelerado de lo que yo pesaba.
Aunque Nessie siempre había tenido una figura muy estilizada, talvez este cambio hiciera que tuviera una imagen distorsionada de ella. Tenía muchas ganas de que fuéramos a ver a mi padre. Contarle lo que iba a pasar en breve. Desde el fatídico viaje a isla esme, habíamos pasado poco tiempo juntos y añoraba las cortas e insulsas charlas con mi padre.
Mi padre y yo éramos muy diferentes. A diferencia de mi, en estos últimos años mi padre se había encerrado mucho en si mismo. Ya no disfrutaba de su siempre buen amigo Charlie ni tampoco de su ya fallecido amigo Harry. Billy y Charlie hacia mucho tiempo que no se veían, sobretodo desde que Sue Clearwater había abandonado La Push para ir a Forks con su nuevo marido Charlie.
Añoraba los años felices en que mi padre llenaba la casa con su sonrisa. Ahora en cambio, casi teníamos que sacarle a rastras para que asistiera a una reunión del consejo. Durante el tiempo que pase alejado de Nessie en La Push, pude observar como parte del mundo que había construido hacia unos años iba desapareciendo.
Observaba como la manada se desmoronaba ante mi negativa de asumir la responsabilidad de Alpha. Desde la separación de las dos manadas y tras la unificación de los territorios con los Cullen, Leath estaba mas arisca, mas ausente, apenas podíamos lograr que saliera de su forma animal. El dolor que sentía cada vez más al ver a Sam feliz con Emily hizo que gran parte de la humanidad que siempre la había caracterizado fuera desapareciendo lentamente.
Por su parte Sam, siempre tan autoritario y responsable, había abandonado casi en su totalidad a la manda para cuidar de la familia. Sus preciosos gemelos crecían alejados de lo que un día, Sam consideró más importante que su propia vida. No podía reprocharle nada, ante la inminente paternidad que se me presentaba comenzaba a tener el presentimiento que este mundo sobrenatural que nos rodeaba, estas cosas especiales que hacían que fuéramos únicos, harían que desapareciéramos para siempre.
Lo único que mantenía mi cordura en mi mente en estos momento era lo más preciado que tenia, lo más importante que podía tener que proteger y cuidar. Nessie, mi Nessie y mi bebe. Lo único que en estos momentos podía hacer que olvidara todo el mundo a mí alrededor para poder centrarme por una vez en lo que realmente importaba. Recuperar a mi Nessie y formar una familia.
Quería olvidar aquellos 4 meses, deshacerme de aquellas vivencias, recuerdos y cicatrices y empezar de nuevo, quizás debería asumir la responsabilidad para la cual había nacido, quizás debería asumir que hiciera lo que hiciera fuera a donde fuera mi naturaleza licantropa estaría con migo, acompañándome. Los recuerdos y pensamientos de la manada me seguirían fuera donde fuera, no seria capaz de encontrar la paz mientras no consiguiera un equilibrio.
Quizás ahora que me había reencontrado con Nessie, algo de esa paz volviera a mi vida, algo de esa calma que algún día la había gobernado volviera. Tenía un presentimiento o más bien un deseo de que todo iba a cambiar, todo iba a mejorar ahora que Nessie había vuelto. Ahora que había recuperado a mi amor, ahora que mi vida volvía a estar llena y completa, quizás, solo quizás encontrara la paz de espíritu que tanto ansiaba, quizás después de que aquella tarde Nessie se llevase mi vida con ella no había hecho nada mas que vagar, esperar, y evitar tomar las riendas de lo que quedaba de mi vida.
Me culpaba a mi mismo todos los días por no haber salido tras ella, aunque formábamos dos manadas distintas, aunque quisiera negarme. En mi corazón, en mi ser una vez había aceptado a Sam como macho alpha, le había implorado que me librara de esa carga tan legítima que me correspondía y no podía negar que al fin y al cabo, aunque me hubiera independizado seguía siendo el Beta de su manada.
La culpa hacia que no durmiera bien de noche, no podía dejar de pensar en aquellos diez minutos, aquellas pocas palabras y silencios que habían hecho que arruinara mi vida, que perdiera a lo más importante. Aunque ahora lo hubiera recuperado en parte no podía dejar de pensar que habría traído a Nessie hasta aquí, que la retendría aquí si no fuera por el bebe.
Observaba como Nessie dormía mientras todas las cavilaciones mentales recorrían mi mente. Estaba completamente hermosa, su cuerpo que siempre había tenido ese pequeño y casi invisible brillo profería una visión completamente hermosa de ella. Sus preciosos ojos color chocolate yacían ocultos bajo esas largas y tupidas pestañas negras que hacían que resaltaran sobre su piel. Incluso su larga y rizada melena color broncíneo hacia que cualquier hombre sobre la faz de la tierra sucumbiera ante sus encantos.
Lo que mas adoraba de Nessie era la forma en la que se sonrojaba y bajaba la mirada mientras se mordía el labio y jugaba nerviosa con sus manos. Sus gestos tan inocentes hacían que por un momento olvidaras que parte de ella, parte de su vida no era más extensa que 18 años. Aunque mentalmente aparentaba más edad, y físicamente también acompañaba, Nessie no contaba más de 18 años en este planeta. 18 años de una vida fácil, cómoda y agradable en la que toda la familia se había desvivido para que aprendiera las diferencias entre el bien y el mal.
Lo que mas temían los Cullen era el regreso de sus temibles Volturis. Unos seres reales quienes a 20.000 kilómetros de distancia esperaban el momento oportuno para acabar con nuestros mundos, acabar con todo aquello que conocíamos y amábamos. No me había parado a pensar que pensaría esa extraña realeza de nuestra unión y sobretodo de nuestra descendencia. ¿Acaso intentarían matarlos como hicieron con Nessie? Y lo que mas preocuparía a la manada ¿Qué seria el bebe? Humano, Licántropo, Vampiro, semi-vampiro o algo mestizo….. Todas aquellas cavilaciones daban vueltas en mi mente. Había perdido la noción del tiempo hasta que Carlisle entro por la puerta.
-¿Aun sigue durmiendo?- Dijo mientras se acercaba lentamente a la cama.
-Si-Dije mientras intentaba incorporarme- Solo despertó unos segundos, dijo unas palabras y volvio a dormirse.
-Me parece extraño-Dijo Carlisle frunciendo el ceño, mientras con sus blancos, largos y estilizados dedos acariciaba las arrugas de su frente- llevemosla a mi despacho para que pueda examinarla correctamente.
-¿crees que estará bien?- Dije volviendo mi mirada hacia Nessie con preocupación.
-Quizas solo sea cansancio- Dijo Carlisle encogiéndose de hombros- Aunque no esta de más comprobarlo. Nunca e leído sobre el embarazo de una semi-vampira y no podemos saber que vaya a ocurrirle o que consecuencias puede tener para ella soportar esta carga y el parto. Tenemos que prepararnos.
Levanté en volandas a Nessie y fui andando silenciosamente hasta el despacho. Delicadamente la acomodé sobre la camilla mientras Carlisle acercaba un ecógrafo. Levantamos suavemente la camiseta de Nessie para que no despertara y delicadamente Carlisle fue extendiendo el liquido frío sobre el que no tenia ninguna duda mas grande estomago.
El bulto que crecía en su cuerpo cada vez era mayor. Podría jurar que mientras Nessie se mantenía dormida entre mis brazos habría aumentado considerablemente. Cuando la imagen aparición en el monitor, aunque poco podía distinguir sin las explicaciones de Carlisle una pequeña lágrima descendió por mi rostro. Era consciente de que el breve iba a ser padre, aunque no podía imaginar que iba a sentir esta sensación de felicidad dentro del pecho.
Cuando terminamos de observar que el bebe se desarrollaba correctamente, que eran imaginaciones mías el estrepitoso crecimiento de la barriga de Nessie, algo hizo que mi vista volviera al monitor, algo para lo que no estaba preparado, algo para lo que no sabia como reaccionar.
El suelo fue desapareciendo bajo mis pies, me sentía más ligero y podía notar como iba cayendo al suelo. Caía sin fin hasta que un estrepitoso fondo choco contra mi cuerpo. La cabeza me volaba y no era capaz de concentrarme en nada. No era capaz de encontrar la salida a la oscuridad que me envolvía en estos instantes, no era capaz de hallar el camino que me devolviera con mi Nessie, quien parecía llamarme desde muy lejos.
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